Desde el primer momento vibraciones en el aire que nos acercaba sin saber por qué, sin saber por dónde, sin saber por cuanto. Amigos, amigas, circuitos integrados en lo apenas posible; en equilibrios difícilmente imaginables. Eramos amigos.
Hoy tenemos un nuevo hueco en esta amistad que se destaca en mitad del cuerpo único que hemos sido. No hacían falta palabras, ni deseos, ni tan siquiera vernos; estábamos ahí y eso reforzaba nuestro ser, el independiente, y el otro.
Milagros ha dicho basta, a su enfermedad, a los años de supervivencia, de sonrisas, de bellos gestos, de abrazos, de ánimo. Nos deja cansada de luchar contra absurdos molinos de viento, de esos que se levantan con los brazos abiertos, a cada paso, en nuestra geografía. Nos deja su inestimable ejemplo, su postura siempre dispuesta, su inagotable alegría, su pundonor.
Vamos siendo cada vez menos, aunque los firmamentos se pueblen de estrellas, cada día, más bellas; porque son más nuestras. Y claro que siento que os estéis marchando, silenciosamente; mientras nos quedamos huérfanos de vosotros, incompletos, deshechos.
Cómo me duele tener que ser yo el que escriba esto; tener que dedicaros unas palabras para recordaros, como si fuéseis pasado. Que no, que no! Que permanecéis en cada uno de nosotros, que vuestra huella no puede ser pasajera, no puede ser digerida por el tiempo. Sois yo, en cada instante, sois cada molécula que se mueve en nuestro aire, en nuestras células, en nuestros abrazos, en la línea que se traza entre nuestras miradas.
Qué rápido ha pasado el tiempo, desde que nos conocimos; cuantas empresas emprendidas, cuantas batallitas, cuantas risas, cuanto sentimiento, cuanto amor, cuantos deseos de amar.
Hoy me he quedado en tierra, no subí al barco que te lleva, lo hice hace años y no me hubiera importado volverlo a hacer; no una, sino mil veces. Ha sido genial poder contar contigo, todos estos años, saber de ti, aunque fuera de cuando en cuando; poder devolverte la sonrisa y abrazarnos, vivirnos.
Los ecos de tu voz, perdurarán en mi memoria; ese timbre tuyo, lo mismo que tus risas. Me quiero quedar con eso, si me lo permites; creo que hay de sobras para todos los que quedamos.
Seguiré con mis historias, porque tú no vas a poder hacerlo, libraré las batallas que nos quedan en el tintero, seguiré luchando y sonriendo, amando y abriendo los brazos para compartir sentimientos.
Mis archivos se van cargando de ausencias obligadas, de silencios estruendosos, de amores que pervivirán sobre mi piel, se derramarán en mis lágrimas, caminarán conmigo. Nada que se pueda explicar a quien no lo haya vivido, nada que se pueda comprender; así son las cosas.
Nadie podrá ver las lágrimas que hay detrás de estas palabras, son cosa mía, son de la emoción, no del dolor; son lágrimas admiradas de haber compartido con cada uno de vosotros, de haber tenido la dicha de conoceros.
Te vas Milagros, partes a ese universo al que perteneces, del que te desgajaron para venir a ésta inhóspita Tierra. Tu paso queda más allá de la memoria, más allá del tiempo.
Espero volverte a encontrar en esa energía que nos mueve a través de la historia, espero volver a tener contigo esas vibraciones mágicas, esas inexplicables cosas que no se pueden contar a nadie.
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