Los rebrotes también amenazan la nueva normalidad en Asia

Aunque se ha convertido en la región que mejor gestiona la pandemia del coronavirus, Extremo Oriente también sufre sobresaltos. Y en los últimos días se han acumulado varios. En China, epicentro de la crisis sanitaria, el número de casos diarios ha aumentado hasta cifras no vistas desde hace más de cuatro meses: la Comisión Nacional de Salud ha informado hoy de 61 nuevos contagiados sintomáticos -41 de ellos en la región autónoma de Xinjiang y solo 4 importados del extranjero- y 44 infectados asintomáticos. De momento, casi 14.000 personas están en observación en el gigante asiático y las medidas de restricción se limitan a las zonas más afectadas por los rebrotes.

En Hong Kong, sin embargo, después de haber registrado dos nuevas víctimas mortales -una mujer de 76 años y un hombre de 92 que elevan el total a 20- y de haber encadenado casi una semana con más de un centenar de nuevos contagios diarios -con un récord hoy de 140, según el diario South China Morning Post-, el Gobierno ha decidido volver a prohibir el servicio de comida en restaurantes, que solo podrán seguir operando a domicilio. La excolonia británica también ha impuesto de nuevo la obligatoriedad de llevar mascarilla en cualquier lugar público, independientemente de que esté al aire libre o se esté realizando ejercicio.

En Japón, donde se registra casi un millar de infecciones cada día, preocupa especialmente la situación de Tokio, que supera los 200 nuevos casos diarios desde la semana pasada. Aunque el Gobierno asegura que el sistema de salud continúa haciendo frente a la situación sin problema, cada vez son más los que alertan sobre la tensión que se vive en diferentes hospitales de la capital. La gobernadora de Tokio, Yuriko Koike, elevó el grado de alerta sanitaria al máximo el pasado jueves -cuando la ciudad registró un récord de infecciones de 366- y ha pedido a la población que evite reuniones de cualquier tipo. Pero el primer ministro, Abe Shinzo, ha afirmado que no es necesaria la declaración de un nuevo Estado de Emergencia.

En esta situación, quizá el de Vietnam sea el caso más llamativo, porque el país de Ho Chi Minh ha reintroducido medidas de distanciamiento social y el cierre de negocios no esenciales tras haber detectado solo cuatro nuevos casos en la ciudad de Danang. El problema, recalcan las Autoridades, está en que, como ha sucedido en Xinjiang, estas infecciones se dan después de tres meses sin haber registrado ninguna, y las sospechas sobre la posibilidad de que el coronavirus haya venido con algún inmigrante ilegal procedente de China aumentan.

El Gobierno ya ha puesto en marcha la maquinaria para tratar de mantener impoluta su hoja de servicio durante la pandemia, en la que aún no se cuenta ninguna víctima mortal. Ayer, el Viceprimer Ministro vietnamita, Vu Duc Dam, enfatizó la necesidad de continuar implementando medidas drásticas para prevenir y controlar la epidemia, aunque el país las impondrá de forma quirúrgica y evitará que sean generalizadas.

Finalmente, Corea del Norte también declaró ayer el Estado de Emergencia en la localidad fronteriza de Kaesong después de que, según la información oficial, un hombre sospechoso de estar infectado regresó al país comunista cruzando ilegalmente la frontera después de haber desertado al sur hace tres años. Teóricamente, es el primer caso de coronavirus detectado en Corea del Norte, y, a juzgar por los comunicados de la agencia oficial KCNA, el Gobierno va a hacer todo lo posible para que sea también el último: ha abierto una investigación para aclarar cómo pudo cruzar la frontera más infranqueable del mundo, y ha impuesto una estricta cuarentena a todos los que han podido estar en contacto con él.