El tema de las ilusiones ópticas fascina a todo el que las ve porque hace que percibamos sensaciones imaginarias dentro de nuestra propia realidad. Por esta razón, vemos aquello que no existe o no somos capaces de ver lo que sí es real. Se conocen desde siempre en el arte, pero hoy en día las encontramos más a menudo en las redes sociales. Sin embargo, muy poca gente conoce su origen y por qué nuestro cerebro actúa de determinada manera al verlas.
Estas ilusiones, y en algunos casos sus explicaciones, son fruto del trabajo de muchos psicólogos y neurocientíficos que tratan de entender el funcionamiento de nuestro cerebro. Muchos de ellos han llegado a la conclusión de que, al ver una ilusión óptica, nuestro cerebro no encuentra una respuesta y decide reinterpretar esos datos a través de sus propias estadísticas; por lo tanto, dicho en otras palabras, las ilusiones no engañan al cerebro, sino que, de alguna manera, tratan de protegerlo de lo desconocido, ofreciendo la respuesta más lógica.
Dicho de este modo parece que nuestro cerebro es el responsable de que veamos cosas que en la realidad no suceden. Pero no es del todo cierto, ya que todos nuestros sentidos participan en este proceso. Veámoslo con algunos ejemplos.
¿De qué color es?
Estas ilusiones juegan con el color, y hacen que nuestro cerebro interprete la información según el contexto. Aunque parezca mentira, todos nuestros sentidos influyen en que la ilusión funcione, ya que toda la información recibida desde cada uno de los sentidos, excepto el olfato, entra de manera ordenada por el tálamo, una especie de puerta en el núcleo cerebral que modula la información de los sentidos. Por lo tanto, la percepción que tengamos de una ilusión estará, en cierto modo, alterada por lo que escuchemos o toquemos, es decir, nuestra visión depende en gran parte del contexto. Esta imagen abre un gran debate sobre de qué color son realmente la fresas: ¿grises o rojas?
¿Líneas paralelas?
Ambas ilusiones están compuestas por líneas paralelas, aunque nuestro cerebro no las interprete de esta manera. La de la izquierda, llamada la ilusión de Zöllner, está compuesta por líneas paralelas que parecen inclinarse por la influencia de las líneas diagonales. Algo parecido ocurre en la fotografía de la derecha: la pared de la cafetería. La disposición de los cuadros y el contraste entre el blanco y el negro hacen que no seamos capaces de reconocer que las líneas son verdaderamente paralelas.
¿Mismo tamaño?
Muchas otras ilusiones juegan con el tamaño de figuras geométricas. Un ejemplo es la ilusión de Jastrow, la cual vemos a continuación. A pesar de que nuestro ojo no pueda apreciar correctamente su longitud y tamaño, estas dos figuras son iguales. Este vídeo te ayudará.
Como dijo el neurocientífico estadounidense David M. Eagleman, “la primera lección que hay que aprender sobre nuestros sentidos es que no se debe confiar en ellos. El mero hecho de creer que algo es verdad no significa que lo sea realmente”. Esta famosa frase nos impulsa a reflexionar sobre lo que verdaderamente sucede en el mundo real y lo que nuestro cerebro puede llegar a imaginarse. Por ello, para entender las ilusiones ópticas es necesario saber distinguir entre sensación, que es el efecto que tiene el mundo real sobre nuestra vista, y percepción, que es lo que nuestro cerebro procesa sobre esa sensación.
Esta web se reserva el derecho de suprimir, por cualquier razón y sin previo aviso, cualquier contenido generado en los espacios de participación en caso de que los mensajes incluyan insultos, mensajes racistas, sexistas... Tampoco se permitirán los ataques personales ni los comentarios que insistan en boicotear la labor informativa de la web, ni todos aquellos mensajes no relacionados con la noticia que se esté comentando. De no respetarse estas mínimas normas de participación este medio se verá obligado a prescindir de este foro, lamentándolo sinceramente por todos cuantos intervienen y hacen en todo momento un uso absolutamente cívico y respetuoso de la libertad de expresión.
No hay opiniones. Sé el primero en escribir.